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Recopilación de obras leídas en el Micro Abierto - Día del Libro 2023

Dejamos a continuación algunas de las obras leídas en el evento realizado el pasado 6 de mayo con motivo del Día del Libro. Queremos agradecer una vez más a todas las personas que se animaron a leer sus obras.

Si leíste alguna de tus obras en el micro abierto y quieres que se publique aquí, envíanos un mensaje al correo tertuliartesevilla@gmail.com con tus datos y obra leída.


Isabel Jiménez Rodríguez (she/her)

Instagram y Twitter: @isamyths


ANÓNIMA

La sombra de una mujer se adentra

en una habitación con vistas a la ciudad.

Sube lentamente la mirada,

a mano derecha la cuna del bebé,

a mano izquierda un poema a medio hacer.

Estrépito sonido se cuela

por los rincones de cada pared

—escribe, escribe, escribe—

Anónima toma al niño y le da el pecho

—lo deja preparado para el hombre—

A la par que el búho canta,

y el bebé llora,

y otro paga,

la mujer solo traga.


Amanece y la mujer-poema

no tiene voz,

letras,

ni nombre.


-Perteneciente a su libro De la jaula al verso


I

Todo lo reconoce la carne.

La infancia, los amores, la belleza.

Hemos sido tantas cosas

y de todas ya no queda nada.

Hemos sido la noche, la caricia

y todo lo que huye.

La tristeza, los secretos, la verdad.

También la poética tiene carne,

también ella recuerda lo que hubo antes del poema.


II

Me desangro.

Con la huida del día

yo rompo las cadenas de mi sangre

y deshago el poema que llevo dentro.

Me desangro, pero la poesía no puede hacer nada por salvarme.

Me desangro y este verso es una tirita

a punto de quebrarse.


III

el silencio no tiene nombre

porque nadie habla de la ausencia


el resto de mi cuerpo dice que no soy palabra

porque nadie llama a quien no responde


pero el vacío y sus huecos

oyen todo lo que yo oigo


temblores

golpes

cuervos que se alejan de las luces


y vienen hacia aquí


Rocío Angulo Dorado (she/her)

Instagram: @roangdor


OCHENTA MIL GRAMOS

Ochenta mil gramos de ignorancia,

de juguetes rotos y manos magulladas. Ochenta mil gramos ardientes

que componen el espacioasfixiantedemicuerpo.

Ochenta mil gramos esparcidos

por mi infancia, triste, infeliz, sin infancia.

Ochenta mil gramos de sudor o dolor,

de oraciones caprichosas cayendo

cuesta arriba para arreglar

esta avería entre la clavícula y el ombligo.

Ochenta mil gramos sucios, incoloros,

con las raíces en las piernas,

con olas en la cintura,

con hojas en los brazos.

Ochenta mil gramos de naturaleza

quemada, silenciosa.

Ochenta mil gramos de muerte en vida,

de vida en muerte, de vida con muerte

y muerte sin vida, de palabras cruzadas

y cruces entre palabras.

Ochenta mil gramos puntiagudos

llenos de fobia.

Ochenta mil gramos asquerosos,

ochenta mil gramos no simbólicos,

ochenta mil gramos para reducir

todo el dolor que tengo.


DETRÁS DE TU MIRADA

Detrás de tu mirada

están las otras miradas del mundo.

Escondes en tus pupilas

el dolor de la muerte,

del hambre,

del olvido.

Detrás de tu mirada,

hay un abismo entre el corazón


y la piel,

un abismo construido con las lágrimas

del desastre,

de la tierra seca,

del olor a sangre.

Detrás de tu mirada,

hay un caos eterno,

un silencio mudo,

palabras sin nombre.


Detrás de tu mirada están

las otras miradas del mundo,

solitarias, errantes, únicas.


- Ambos poemas pertenecientes a su poemario El lenguaje del dolor


Patri Morgaz Contreras (he/him)

Instagram y Twitter: morgaz27


SI TUVIERA QUE PINTAR EL VACÍO

Si tuviera que pintar el vacío cogería todas esas fotos

donde nadie se mira entre sí

y las sonrisas son falsas igual que lo que sentí.


Si tuviera que pintar el vacío trazaría una vela encendida

con una llama firme que ni el viento toca

y poco a poco se agota.


Si tuviera que pintar el vacío iría a aquel pueblo

con más casa que vecinos

a visitar a un abuelo que anda perdido.


Si tuviera que pintar el vacío me acordaría de ese niño pequeño

que no sabía reír y de noche rezaba resurgir,

para dejar de ser transparente ante su mente.


Si tuviera que pintar el vacío me pintaría a mi.

En medio del murmullo, entre toda esa gente y todo ese ruido,

donde apenas se me note y pase desapercibido.



Lucía Pati Cabrera (she/her)

Instagram: @luciacabreraaa


CORAZONES POR EL SUELO

Voy sola por la calle de camino a casa después del trabajo. Miro hacia el suelo y me doy cuenta de que hay corazones esparcidos por todos lados. ¿A quién se le habrá caido el corazón?- me pregunto pasando por encima de ellos, pisándolos, escupiendo amores que no fueron del todo amores y secretos que se cuentan debajo de las sábanas. No quiero que me quiten el corazón para que alguien lo pise sin escrúpulos como si la Pureza se vendiera.


Con los pies llenos de Pena empiezo a llorar formando un río calle abajo que llega hasta la casa de mi abuela. Sale a la puerta y se entera de que su nieta ya no tiene corazón, que se lo han robado. Ella no sabía que a quién tanto cuidó le faltaba tan poco para no tener vida. Antes de irme me dijo que volviera cuando me creciera otro corazón nuevo.


EL PALACIO QUE CONSTRUIMOS

Soy la jardinera de tu palacio rico. Paseo todos los días buscando malas yerbas, recorto la vegetación en forma de corazón pensando en tí y le leo a las flores todo lo que te he escrito. Hay muchos árboles que cuido con cariño, aunque no me se sus nombres y tú me los tengas que repetir (creo que te los inventas para estar mirándome a los ojos más tiempo). Está repleto de mariposas blancas y de pajaritos que me miran mientran pian sin parar. Seguro que se dan cuenta de lo feliz que soy aquí. Todos los días hace una temperatura agradable, el sol me da en la cara mientras corre una ligera brisa.


Por todo el espacio circula el sonido del agua que nace de una fuente que se encuentra en el centro y recorre los espacios por un pequeño caminito en el suelo, para que no tengas sed nunca.


El edificio es sencillo, es de estilo renacentista, con columnas corintias porque dentro solo hay belleza. Tiene muchas puertas y muchas ventanas. No hace falta limpiarlas porque no existe la suciedad aquí. Nadie trabaja más que nosotros. Cuando decido visitarte no importa por qué ventana o puerta entre, siempre me buscas y nos buscamos. Pero no hay prisa, es relajante saber que estás dentro en alguna parte.


Tú eres también el jardinero de mi palacio. Compartimos palacio y lo cuidamos como si existiera.


 
 
 

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